miércoles, 23 de marzo de 2011

Hermes Trismegisto


Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje mítico cuyo nombre en griego significa "Hermes tres veces grande".
En latín es: Mercurius ter Maximus.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como un sabio que trabajó en la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocida como hermética.
Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia como la Tabla de esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de filosofía, como el "Corpus hermeticum".
Sin embargo, debido a la falta de evidencias contundentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo.

El Mito:
Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los Dioses.
Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar «Hermes Trismegisto» a esta fusión, probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó por la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos.
La identificación de Tot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el "Corpus hermeticum".

Literatura Hermética:
La llamada «literatura hermética» es un conjunto de papiros que contenían hechizos y procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado Asclepio, el dios griego de la medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. En otros papiros, existen varias recetas para la construcción de este tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo animarlas (dotarlas de alma) ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja de oro, momento esencial del proceso.

Resurgimiento Medieval:
Durante la Edad Media y el Renacimiento, los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto, conocidos como Hermética, gozaban de gran crédito y eran populares entre los alquimistas. La tradición hermética, por lo tanto, se asocia con la alquimia, la magia, la astrología y otros temas relacionados. En los textos se distinguen dos categorías: de «filosofía» y «técnica» hermética. La primera se ocupa principalmente de la argumentación teórica sobre la que se sostiene el pensamiento mágico y la segunda trata sobre su aplicación práctica. Entre otros temas, hay hechizos para proteger los objetos por «arte de magia», de ahí el origen de la expresión «sellado herméticamente».

El erudito clásico Isaac Casaubon, en "De rebus sacris et ecclesiaticis exercitiones XVI" (1614), mostró por el tipo de caracteres griegos que los textos, escritos tradicionalmente en la noche de los tiempos, eran en realidad más recientes: la mayor parte del "Corpus hermeticum" «filosófico» puede ser de una fecha alrededor del año 300. Sin embargo, fueron descubiertos en el siglo XVII errores de la datación de Casaubon por el estudioso Ralph Cudworth, que argumentó que la denuncia de falsificación sólo puede aplicarse a tres de los diecisiete tratados contenidos en el "Corpus hermeticum". Además, Cudworth señaló que los textos eran una formulación tardía de una tradición anterior, posiblemente oral.

La tradición cristiana medieval lo veneró como protector y guía de los hermetistas, que practicaban las artes de la alquimia, la magia y la astrología. Entre los libros atribuidos a Hermes Trismegisto destaca el "Corpus hermeticum". Se le atribuye también la redacción de la Tabla de esmeralda. Otras de sus obras más destacadas serían el 'Poimandres', el 'Kybalión', ciertos libros de poemas y el Libro para salir al día, también conocido como «Libro de los muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos destacados egipcios.

La tradición islámica:
Antoine Faivre ha señalado que Hermes Trismegisto tiene un lugar en la tradición islámica, aunque el nombre de Hermes no aparece en el Corán. Hagiógrafos y cronistas de los primeros siglos de la Hégira islámica identificaron a Hermes Trismegisto con Idris, el nabi de las suras, a quien los árabes también identifican con Enoc.

Según Antoine Faivre, a Idris-Hermes se le llama Hermes Trismegisto porque fue triple: el primero, comparable a Tot, era un «héroe civilizador», un iniciador en los misterios de la ciencia divina y la sabiduría que anima el mundo, que grabó los principios de esta ciencia sagrada en jeroglíficos. El segundo Hermes, el de Babilonia, fue el iniciador de Pitágoras. El tercer Hermes fue el primer maestro de la alquimia. «Un profeta sin rostro», escribe el islamista Pierre Lory, «Hermes no posee características concretas, o diferentes a este respecto de la mayoría de las grandes figuras de la Biblia y el Corán».

Resurgimiento moderno:
Los ocultistas modernos sugieren que algunos de estos textos pueden tener su origen en el Antiguo Egipto, y que «los cuarenta y dos textos esenciales», que contenían lo fundamental de sus creencias religiosas y su filosofía de la vida siguen escondiendo un conocimiento secreto.

En el mundo del esoterismo, se sostiene que Hermes Trismegisto fue uno de esos grandes maestros espirituales que descendiendo de esferas superiores, se encarnaron en la humanidad para guiarla. Sus enseñanzas pasaron de Egipto a Grecia y los griegos se encargaron, como en tantas otras ramas del saber, de conservarlas y transmitirlas.
Los misterios órficos y eleusinos, los pitagóricos, los filósofos presocráticos y Platón, fueron el vehículo fundamental de dicha transmisión, que también se realizó en parte a través del teatro griego. Posteriormente los neoplatónicos y sobre todo, los gnósticos, difundieron este saber en el mundo romano y en el cristianismo primitivo por un lado, y por otro, sirvieron de base para su posterior propagación entre los árabes.

De los libros de Hermes, el “Tres veces Grande”, procedentes del país del Nilo, han quedado muy pocos datos y escasos originales dignos de auténtica fe. Según antiguas crónicas, en la famosa Biblioteca de Alejandría, durante el reinado de la última dinastía de los Tolomeos, se guardaban de Hermes, el más sabio maestro de la antigüedad, 42 libros esotéricos que resumían toda la sabiduría de las edades.

Más, después de la inmensa catástrofe que significó el gran incendio que asoló dicha Biblioteca a raíz del desembarco de la armada romana de Julio César en el puerto de Alejandría, no se pudo recuperar sino algunos fragmentos que se suponen son derivados de fieles traducciones griegas efectuadas por escribas y eruditos por encargo de los faraones Tolomeos.

La línea esencial de toda la ideología hermética es la afirmación básica de un solo inmenso dios y de una sola religión raíz, científica y filosófica, a la que servían sabios moral y espiritualmente excelsos, ya que no podía encarnar tan elevada doctrina en quien no estuviera dotado de verdadera experiencia espiritual. Así lo justifican los sabios herméticos.

De ello se infiere que las verdades herméticas no podían transferirse integralmente más que a través de un auténtico y probado merecimiento.

La senda más perentoria de tal logro era el conocimiento, pero no a través de estudios mentalizados, sino de la llamada mente iluminada o superior, lo que podríamos llamar intuición adherida al super-razonamiento, traducida por NOUS por griegos y exégetas hermenéuticos. Algunos de estos conocimientos legados son:

El principio del mentalismo: El Todo es Mente; el universo es mental. El Universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. No hay nadie que no tenga padre y madre en el Universo.

El principio de correspondencia: Como arriba es abajo, como abajo es arriba. Hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida.

El principio de vibración: Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra.
La mente, así como los metales y los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.
La vibración del espíritu es de una intensidad infinita que parece en reposo y en el otro extremo, hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Si se comprende este principio, se puede llegar a controlar las propias vibraciones mentales, así como las de los demás.

El principio de polaridad: Todo es doble, todo tiene dos polos, todo su par de opuestos, los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado. Es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, con la voluntad.

El principio del ritmo: Todo se mueve como un péndulo, el ritmo es la compensación. El que comprende este principio se polariza a si mismo en el punto donde desea quedarse y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo. El maestro, elevándose mentalmente a un plano superior hace que la oscilación del péndulo se manifieste en el plano inferior, mientras él permanece en el otro.

El principio de causa y efecto: Toda causa tiene su efecto y todo sucede de acuerdo con la Ley universal, el azar no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida.
Nada escapa al principio de causa y efecto, pero hay muchos planos de Causalidad y uno puede emplear las leyes del plano superior para dominar a las del inferior.

El principio de generación: La generación existe por doquier, todo tiene sus principios masculino y femenino, la generación se manifiesta tanto en el plano físico como en el mental y el espiritual. La transmutación mental: La mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.
La palabra transmutar significa cambiar de naturaleza, de sustancia y de forma. (La ciencia moderna nos dice que la materia no existe realmente, sino que es “energía o fuerza interrumpida”, esto es, energía o fuerza en grado menor de intensidad vibratoria.)

La muerte no es real, ni aun en sentido relativo: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante eones y eones de tiempo.
Desde un enfoque absoluto, el Universo es una ilusión, un sueño, si se compara con el Todo. La materia solo “existe” para nuestros sentidos.

La opinión de los antiguos respecto a las enseñanzas de Hermes se objetiviza en la imagen de una puerta abierta con vista una dilatadísima perspectiva de praderas verdes, inmensas, llenas de sol y de flores preciosas y multicolores.

Esa maravillosa “puerta abierta” a lo desconocido y cuyo alto mirador franqueaban los escritos de Hermes, constituía el gran aliento vital, el aliento del espíritu de toda agrupación humana selectiva, cuya finalidad era la investigación de la verdad en el hombre y en el cosmos.

Hermes trismegisto y Los Alquimistas:
En la historia de la ciencia, la alquimia es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte.
Como sabemos la "Alquimia" fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio romano, en el Imperio islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2.500 años.
La "alquimia occidental" ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, con la filosofía y espiritualismo que tiene sus raíces en Hermes Trismegisto, que también era alquimista.
La alquimia evolucionó con el tiempo a la ciencia que hoy llamamos "Química"

Estas dos disciplinas: La Hermética y la Alquimia influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, movimiento esotérico del siglo XVII.

Actualmente la Alquimia es de sumo interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos.
Muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias química y metalúrgica.

El estudio de la Alquimia es tan profunda que dedicaremos a otro estudio mas adelante...

Alquimistas

Sociedades Secretas


Ya que hablamos en la anterior publicación sobre Aleister Crowley, el que tuvo que ver con varias organizaciones como la “Orden Hermética del Alba Dorada” (‘Hermetic Order of the Golden Dawn’), la organización ocultista "Astrum Argentum"(A.A.), y la "Ordo Templi Orientis" (O.T.O.); ¿y que son o fueron estas organizaciones?, al parecer todas son o fueron sociedades de tipo secreto.



¿A que se denomina Sociedad Secreta?
Veamos, "el secreto" es parte de la esencia tanto del individuo como de las sociedades humanas, la adquisición de la conciencia de ser todos nosotros únicos e irrepetibles, nos empuja a conquistar y defender un espacio de intimidad, un espacio íntimo en el que siempre ocultamos algo, igual que el resto nos lo oculta a nosotros.
Ya desde la más tierna infancia vamos percibiendo que vivimos en un mundo propio, que ocultamos y nos ocultan partes del cuerpo, ocultamos algunos de nuestros actos y también nos damos cuenta que de nuestros sentimientos son diferentes a los de nuestros progenitores, que existen aspectos de la vida de éstos que no conocemos, que permanecen también ocultos a nuestros ojos.
Es el equilibrio entre nuestra privacidad y nuestra vida social, lo oculto y lo público, el que irá determinando nuestra propia personalidad. Aquello que ocultamos, lo que revelamos y el respeto que mantengamos con los secretos del prójimo más próximo, marcará indeleblemente nuestro acomodo en la sociedad.

Y si ciertamente esto es así en el individuo, ocurre otro tanto en el seno de la familia, se ocultan hechos para que no trasciendan al resto de la comunidad, adquiriendo el secreto un grado superior en nuestra escala social, ya no es solamente un secreto unipersonal e íntimo, sino un secreto compartido del que emana una fuerza aglutinadora que une a los miembros del clan con lazos de intimidad compartida, otorgándoles un sentido de pertenencia.
Con el tiempo vamos descubriendo que otras familias ejercen ese mismo secreto, que la convivencia social se basa en gran medida en ese equilibrio entre el derecho a lo privado y la obligación con lo público, entre lo oculto e íntimo contrapuesto a lo manifiesto y evidente. En nuestra aprendizaje nuestro profesores paulatinamente van compartiendo con nosotros parte de su conocimiento manteniendo oculta otra parte del mismo, en nuestro devenir profesional la empresa donde trabajamos nos va desvelando sus secretos en la medida que vamos ascendiendo en el escalafón, otro tanto ocurre en el sindicato, partido político, religión o cualquier otra asociación humana en la que participemos. Pronto somos conscientes que nuestro poder se basa en la información que tengamos del otro y en la cantidad de secreto que atesoremos. Somos, como dice el popular aforismo, dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras.
Y es en este proceso donde se van despertando esa curiosa fascinación que todos tenemos en distinta medida por las sociedades secretas.
Desconocemos, precisamente por su carácter secreto, dónde y cuándo surgieron las primeras sociedades secretas, aunque es fácil deducir que han acompañado siempre al hombre en su evolución social.
En el mundo profano, ajeno a esta realidad, suele tender a confundirse las sociedades secretas con las denostadas sectas, mezclando conceptos de unas y otras, cuando en realidad son asociaciones diferentes y las más de las veces, totalmente opuestas.

Las sociedades secretas que se conocen, y son cientos a lo largo de la historia, tienen un tronco de peculiaridades similares entre sí y muy diferentes a las de las sectas e incluso, estas peculiaridades no son idénticas en todas las sociedades secretas debido entre otras cosas a que sus fines tampoco son los mismos. La más común de sus característica es el “secreto” que las define a todas ellas, pero este secreto varía en función de varios parámetros, la finalidad de la sociedad, la discreción necesaria para su supervivencia, el número de sus miembros o su influencia social.

Se cuentan muchas Sociedades Secretas como los Templarios, Eleusis, los Masones o Francmasones, con finalidades diferentes.

Pero al parecer todas, o casi todas las sociedades secretas tienen su origen o se inspiraron en un personaje de mitología: Hermes Trismegisto, sobre el cual en la siguiente publicación escribiremos

Ciro K.

sábado, 19 de marzo de 2011

Aleister Crowley


De nombre Edward Alexander Crowley, nacido el 12 de octubre de 1875 en Leamington Spa, Inglaterra y fallecido el 1 de diciembre de 1947 en Hastings Inglaterra, a los 72 años.
Edward Alexander Crowley fue un iniciado en temas esotéricos, además de novelista, poeta, ensayista y alpinista.

A fines de los años sesenta, The Beatles editaron el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, uno de los discos más famosos de la cultura rock y de la psicodelia, es un momento clave a partir del cual se instaura el concepto de que un Álbum debe comprender una obra cerrada y coherente, y para resaltar este concepto el arte de tapa era fundamental, oficialmente se sabe que la portada fue diseñada por el artista pop Peter Blake: una fotografía de los cuatro Beatles vestidos como sargentos delante de un collage de rostros célebres, entre estos rostros se encontraban Marilyn Monroe, Marlon Brando, Edgar Allan Poe, Bob Dylan, D.H. Lawrence, Shirley Temple, y Aleister Crowley.

Aleister Crowley en la portada del 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band'


A poco de editado el Álbum, el diario 'Daily Express' señaló con una mezcla de disgusto y desconcierto la presencia allí de Crowley, exponente distinguido de esa incesante tradición de extravagantes británicos, se dice que fue John Lennon el que propuso que Crowley apareciese en la tapa del Álbum.

Pero ¿quién era este tal Aleister Crowley que figura al lado de Mae West?, Un autodenominado poeta y mago negro, autor en 1922 del “Diary of a Drug Fiend” (Diario de un Drogadicto) una de las primeras novelas con atmósfera de libertad sexual y experimentación con narcóticos.

Fue criado por dos tías solteras que pertenecían al mismo grupo religioso que sus padres, los hermanos Plymouth, una denominación evangélica, conservadora y muy puritana. Estudió en Cambridge. De esa época datan sus primeros ensayos, novelas y poesías eróticas.

Llegó a ser un célebre ocultista, conocido en los medios esotéricos como Baphomet, uno de los nombres mágicos que adoptó. Dos de sus obras más renombradas son: 'Magick in Theory and Practice' (Magia en teoría y práctica) y el 'Liber AL vel Legis' (‘El Libro de la Ley’).
Ingresó al Templo Isis-Urania de la “Orden Hermética del Alba Dorada” (‘Hermetic Order of the Golden Dawn’), donde escaló rápidamente los grados iniciáticos inferiores y se enfrentó con otros miembros de la misma, como William Butler Yeats y S.L. McGregor Mathers. Abandonó esa orden y creó la organización ocultista Astrum Argentum, A.A., llegando también a ser la cabeza de O.T.O. (Ordo Templi Orientis) en donde regiría su Ley de 'Thelema', que significa “Haz tu voluntad”, también fue miembro honorífico de otras sociedades secretas.

Se retiró a Escocia, cerca de la localidad de Fovers, donde compró una casa a orillas del famoso Lago Ness, a la que llamó Palacio de Boleskine. Allí, de acuerdo a la antigua costumbre escocesa de llamar ‘laird’ a un terrateniente, se hizo llamar Laird de Boleskine y Abertarff.

Crowley desarrolló un sitema que denominó “Iluminismo” para la A.A. Para divulgar las enseñanzas, con la ayuda de varios colaboradores público la serie de revistas llamadas “El Equinoccio” (The Equinox), el lema del Iluminismo Científico era: “el método de la Ciencia, el objetivo de la Religión”; según Aleister Crowley en este lema está expresado todo.

En algunas ocasiones se afirmó que Crowley practicaba misas negras, a lo que respondía en el diario inglés "London Sunday Dispatch" a semejantes acusaciones, en el año 1933: "Para practicar magia negra tienes que violar todo principio de la ciencia, decencia, e inteligencia. Debes estar obsesionado con una idea demente de la importancia del mezquino objeto de tus detestables y egoístas deseos. Se me ha acusado de ser "mago negro". No se ha hecho jamás afirmación más tonta sobre mí... "La "Misa Negra" es un asunto totalmente diferente. Yo no podría celebrarla aunque quisiera, porque no soy un sacerdote consagrado de la Iglesia Cristiana. El celebrante debe ser un sacerdote, porque toda la idea de la práctica es profanar el Sacramento de la Eucaristía. Por consiguiente, debes creer en la verdad del culto y la eficacia de su ritual".

Crowley no era sólo un iniciado en temas esotéricos, también era novelista, poeta y ensayista, y tiene más de ochenta libros escritos la mayoría referentes a la magia, cábala, esoterismo, yoga y, en concreto, gran parte de ellos sobre su sistema MagicK, con K final, y a la filosofía o "religión" que el fundó (Thelema) gracias a las revelaciones del Libro de la Ley.

Semejante cantidad de títulos sólo es posible porque empezó a publicar con 23 años y no dejó de escribir hasta prácticamente el día de su muerte, a los 72 años de edad.

También fue traductor de obras clásicas y contemporáneas escritas en francés, de magia, poesía y esoterismo.

Además fue un montañero muy activo que practicaba el alpinismo y el himalayismo, y perteneció a la primera expedición europea y del mundo que intentó conquistar la cumbre del Kangchenjunga, en la que permaneció varios días a gran altitud sin asistencia respiratoria ya que aún no existían las botellas de oxígeno. Fué además un viajero incansable.

El Libro de La Ley
Crowley decía haber recibido en estado de 'mediumnidad' su obra El Libro de la Ley, (Liber AL vel Legis sub figura CCXX), de una entidad preterhumana llamada Aiwaz, o Aiwass. Este hecho fue el punto culminante de la vida de Aleister, quien decía que había vivido para recibir este don.

Crowley estaba en El Cairo con su esposa Rose Kelley y en los días 8, 9 y 10 de abril de 1904, entre las 12:00 p.m. y la 01:00 p.m., recibió un capítulo por cada día, constando El Libro de la Ley de exactamente 3 capítulos en total.

Este libro proclama la ley de Thelema ("Voluntad" en griego) para el Nuevo Eón de Horus que comenzó en 1904, con la recepción del texto, y reemplazó al Eón de Osiris. En los textos de los thelemitas se cuenta como primer año el 1904, en vez del año de la Era Común, y se les añade las posiciones diarias del Sol y la Luna. Dos de las frases más conocidas de este libro son: "Haz lo que tú quieras será toda Ley", y "Amor es la ley, amor bajo voluntad".
La cultura thelémica fue un adelanto increíble para el tiempo de Crowley. Fue algo similar a lo que más tarde sería el movimiento hippie, con su mezcla de libertad sexual, experimentación con todo tipo de drogas, meditación, mezcla de cultos orientales y occidentales, etc. Algunas de las razones por las que se lo consideraba a Crowley un hombre perverso eran su bisexualidad y la experimentación con drogas. Tengamos en cuenta que el principio del movimiento (muy minoritario) se produjo en Gran Bretaña durante la época de la reina Victoria.

Entre los que lo estudiaron a lo largo de su vida, y lo estudian también tras su muerte, hay varias sociedades que siguen sus enseñanzas. Podemos encontrar a gente como el pintor Austin Osman Spare que luego crearía, a su vez, el movimiento Zos Kia Cultus; el director de cine y escritor Hollywoodiense Kenneth Anger; así como Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin.

Su vida y obra también influyeron a personajes como Anton Szandor LaVey y un sinfín de ocultistas, satanistas, etc.

Crowley, después de una vida aventurera y activa, acabó muriendo en una casa de huéspedes de Hastings, aquejado de degeneración del miocardio y bronquitis aguda. Fue incinerado en una ceremonia a la que acudieron algunos de sus discípulos y amigos en la que leyeron parte de los Textos Sagrados de 'Thelema', entre ellos, pasajes del 'Liber Legis'.

Existen distintas versiones sobre las últimas palabras de Crowley en su lecho de muerte. Según el relato de John Symonds, la enfermera le había contado que Crowley le había sujetado la mano con fuerza y, con lágrimas en los ojos, le había dicho: "Estoy perplejo". Sin embargo, según un tal Sr. Rowe, que estaba presente en la habitación, Crowley dijo "A veces me odio a mí mismo". Según otra de las versiones, recogida por Gerald Suster en su biografía de Crowley, un empleado de la casa oyó un fuerte ruido en el piso superior mientras limpiaba los muebles, subió y vio a Crowley muerto en el suelo de su habitación. Finalmente, según Patricia MacAlpine, madre del único hijo de Crowley, murió pacíficamente en su lecho mientras soplaba el viento y sonaban truenos en el exterior. En palabras de MacAlpine, "eran los dioses, que lo saludaban".

Actualmente, las enseñanzas de Crowley son impartidas por diversas órdenes esotéricas que reclaman su legitimidad sobre las demás.


No obstante, la polémica sobre sus ideas, Crowley, para la época en que vivió 1875-1947, fue un tipo culto y vanguardista...